Si hay un director de cine al que se le reconoce haber creado escuela, ese es sin duda Alfred Hitchcock. Maestro del suspense que, sin alejarse nunca del género, creó unas caligrafías capaz de atrapar al espectador en la oscuridad de sus historias. Soy de los que consideramos Vértigo una de las mejores películas de la historia. Esto me sitúa en una posición prudente cuando alguien dice que una nueva cinta recuerda a… cuántas ganas de poner apellidos no merecidos.
Sin embargo, hace poco me lleve una sorpresa, bueno, no del todo sorpresa, ya que a su director, Park Chan-wook, le debemos obras maestras tan potentes como Oldboy y La Doncella.
Decision to leave comienza con lo que parece ser un accidente de montañismo y dos personajes: el policía que no puede dormir si no es capaz de resolver todos los casos que hablan de un mundo más sucio; y una viuda que parece poco afectada por la pérdida de su marido. A partir de aquí, se desarrolla una historia de búsqueda de la verdad, al tiempo que se nos muestra el nacimiento de una relación brutalmente romántica y enfermiza.
La narración exige una atención absoluta para no perdernos en una forma de contar que mezcla tiempos, realidades y sueños y que sólo nos muestra lo esencial. Pero es fácil porque lo que sería sorprendente es desengancharse de la trama.
Tengo que reconocer que, por primera vez en mucho tiempo, reconozco las huellas del maestro inglés, tanto en la perversidad de lo que se cuenta como en su capacidad para jugar honestamente con el público. Es cine de género puro y clásico.
Y sí, la película es coreana y muy coreana, de esas de las que hace muchos años (somos 50plus) sólo habríamos podido ver en cines de versión original. Ahora, gracias a Dios, está en pantallas convencionales y supongo que no tardará en llegar a las plataformas.
No os la perdáis. Hacedme caso.
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Por primera vez en mucho tiempo, reconozco las huellas de Hitchcock. Sí, en una película muy coreana, de las que hace años sólo hubiéramos podido ver en cines de versión original.