La realidad de nuestro país es inequívoca. Los movimientos demográficos existentes (menor número de nacimientos vs mayor número de fallecimientos como una tendencia consolidada. La reducción de número de alumnos en los niveles de educación primaria, la aproximación del baby boom a una media de edades por encima de los 45 años) y una serie de hitos culturales, formativos y económicos están llevando a que, cuantitativa y cualitativamente, una gran parte de la demanda potencial (dotada de notable poder adquisitivo) de nuestra economía se vaya a centralizar. Debido al número total de sujetos y por capacidad adquisitiva que se encuentra por encima de los 45 años.
Así llega la Silver Economy
Sin duda, y sin pausa, esto abre de pronto una clara oportunidad para el mercado, al consolidarse la necesidad de atender a un sector poblacional mayoritario, posiblemente de los mejor formados de nuestra historia reciente, con habilidades y demandas claras derivadas de su necesidad de haberse transformado de analógicos a digitales (porque no nacieron así sino que se convirtieron en ello) y con la capacidad adquisitiva más elevada, comparándola con el resto de segmentos poblacionales existentes.
Este enorme reto, una enorme oportunidad (hay que saber “oler” los océanos azules para ser los primeros en saber ofrecer servicios y productos a los mismos) para empresas e instituciones, no puede dejarse de lado pensando en la existencia de un tiempo razonable para atacarlo, sino que, como no puede ser de otra forma, precisa de actuaciones inmediatas.
Baste mirar un cuadro para ver en una visualización de datos cómo ha evolucionado la sociedad española, segmentando el conjunto de trabajadores por edades y comparando la evolución en 2002, 2012 y 2022 (fuente, El Confidencial, de datos extraídos del INE).
Siendo así, y siendo precisamente los potenciales demandantes de servicios (mayores de 45 años) los que mayoritariamente ocupan gran parte de los puestos senior –con capacidad, formación y experiencia dilatada– tanto en entidades como instituciones, se abre la necesidad de “mirarse al ombligo” y comprender que, en vista a la necesaria capacidad de innovar y de emprender, existe una enorme oportunidad de autoevaluarse y ser capaz de determinar que, al coincidir en los mismos sujetos los demandantes de servicios específicos y los posibles oferentes de los mismos, existe un match perfecto para potenciar la aparición de nuevos servicios y productos adaptados a esa nueva realidad de la silver economy y que sean precisamente “diseñados” por quienes mejor pueden entender que se necesita: los senior.
Desgranaremos poco a poco que oportunidades existen y que iniciativas se están lanzando.
Javier Domingo
Existe la necesidad de atender a un sector poblacional mayoritario, posiblemente de los mejor formados de nuestra historia reciente, con habilidades y demandas claras derivadas de su necesidad de haberse transformado de analógicos a digitales.