Los compañeros de trabajo y sus seres queridos pueden malinterpretar los síntomas de la pérdida auditiva. Cuando no respondes inmediatamente a lo que dicen, pueden pensar que no prestas atención o que simplemente no te interesan sus puntos de vista.

Una consecuancia de la pérdida auditiva es que los eventos sociales son menos agradables cuando no oyes bien.  Además, cuando hay mucho ruido de fondo, puede ser aún más difícil de entender lo que te dicen. Ver a todos experimentar una alegre ronda de risas y no enterarse de lo que era tan divertido, puede ser desmoralizante para un 50plus.

Datos

Más del 5% de la población mundial (430 millones de personas) padece una pérdida de audición discapacitante y requiere rehabilitación (432 millones de adultos y 34 millones de niños). Se calcula que en 2050 esa cifra superará los 700 millones (una de cada diez personas).

Causas

Existen muchas causas diferentes de la pérdida auditiva. Algunas vienen del mundo que nos rodea: maquinaria ruidosa, música fuerte, el tráfico o el rugido de las motocicletas y los aviones a reacción. Algunas pueden venir de nuestro interior, causada por los efectos secundarios de medicamentos o infecciones del oído. Pero las causas más comunes de la pérdida auditiva tienen que ver con el envejecimiento normal.

Síntomas de pérdida auditiva

La pérdida auditiva puede ser repentina por un efecto secundario de ciertos tipos de medicamentos o deberse a una lesión. Y su inicio suele ser lento.

Uno de los síntomas más comunes de la pérdida auditiva es la incapacidad para oír tonos agudos, como las voces femeninas o los tonos agudos del habla, como las letras F, H, S y TH.  Palabras como “pluma” y “escarcha” son repentinamente muy difíciles de oír.

Los sonidos de la naturaleza también pueden parecernos que hayan desaparecido. Si ya no puedes escuchar a los pájaros cantar o el sonido de las gotas de lluvia en el techo, podría ser otra señal de pérdida auditiva.

¿Qué puedo hacer si no oigo bien?

Es importante actuar lo antes posible, en lugar de hacerlo más tarde. Con el tiempo, el cerebro puede “olvidar” cómo escuchar ciertos sonidos. Esto contribuye a una sensación de aislamiento, que es un factor de riesgo en la demencia.