Creo que muchos 50plus tuvimos una visión bastante amplia de la barbarie nazi gracias a la serie Holocausto. Había, por supuesto, películas que nos señalaban el heroísmo de quienes resistieron y el sufrimiento de quienes no pudieron escapar. Pero no he tenido la sensación de conocer el testimonio íntimo de sus protagonistas hasta leer a Etty Hillesum.

Conocí su existencia a través de Ya sabes que volveré, el ensayo de Mercedes Monmany. Me impresionó esta mujer judía que falleció a los 29 años en Auschwitz, donde había permanecido voluntariamente para no abandonar a su padre. Era difícil entender su positivismo, su capacidad de superar el horror del entorno.

Sin duda, Viktor Frankl, en El hombre en busca de sentido, nos ofrecía un testimonio inolvidable de su paso por un campo de concentración y la forma de sobrevivir mentalmente, pero Hillesum lo hacía con una naturalidad exenta de herramientas psicológicas.

Por supuesto el siguiente paso fue leer sus escritos. En España, Anthropos ha publicado los dos que existen, sus Diarios y sus Cartas. Ambos son un testimonio, real e íntimo, de una mujer cuya vida se puso patas arriba, como la de tantos, y fue de pronto invadida por el odio, el desprecio, la amenaza. Ámsterdan se convierte en sus páginas en un escenario oscuro donde ha desaparecido la esperanza. Su paso posterior, cuidando a sus padres y a otras personas por diferentes campos, es un trayecto que nos cuesta imaginar, cómo entender un camino que sólo lleva a poder dar el siguiente paso.

Pero lo que convierte esta lectura en una experiencia inolvidable es su mirada. En las palabras de Hillesum siempre hay luz, esperanza y reconocimiento de la vida como un regalo. Conocerla es casi acercarse a una mística laica, aprender el verdadero significado de palabras como vida y agradecimiento.

A veces los libros tienen un alma que nos invitan a compartir. ¿De verdad alguien puede plantearse vivir sin la lectura? Más sobre libros en http://www.sqfl.blogspot.com