Los jueves de 6 a 8

Maria Victoria de Rojas

10/12/2024

Los jueves de 6 a 8

Foto: Museo del Prado, Madrid

La lluvia es la única responsable del despertar de mi afición por la pintura.

Cada tarde salía a pasear un poco por llenar mi tiempo, otro poco por disfrutar del Madrid de mi alma, un poco más por cumplir con la recomendación médica de “haga usted un poco de ejercicio, salga a caminar”.

Uno de mis paseos favoritos consistía en bajar hasta Cibeles y recorrer el paseo hasta Atocha. Recuerdos de mi niñez de juegos y risas tejidos en aquel bulevar y la tuna de mi adolescencia cantando “entre las rosas del Prado escuchar las cuatro fuentes cantar”, me acompañaban siempre en aquel deambular sin rumbo. Pero una tarde lo que no me acompañó fue el sol. Huido el astro rey, el cielo se volvió negro y un denso aguacero comenzó a caer. Buscando dónde guarecerme el mismo Goya, desde su pedestal en la puerta norte del Museo del Prado, me indicó el camino: “Vamos, anímate. No encontrarás un mejor lugar para cobijarte y, además, a estas horas es gratis”.

Aquel fue el primero de muchos otros días en los que mis paseos terminaban recorriendo las salas del museo hasta que acabó por convertirse casi en un hábito.

Una tarde mis pasos me llevaron hasta la sala dedicada al Bosco. Sentado en uno de esos singulares bastones-silla delante de El jardín de las delicias había un hombre contemplando fijamente la obra. Intrigada me situé detrás de él tratando de descubrir qué era lo que le tenía tan absorto.

—¿Conoce usted sus secretos? Sin duda es una obra fascinante —me preguntó mientras se ponía en pie y cerraba el asiento sobre el bastón—. Discúlpeme si la he molestado.

—En absoluto, no me ha molestado para nada —respondí—. Y en respuesta a su pregunta le diré que solo conozco de esta obra lo que mis ojos alcanzan a ver.

—Créame si le digo que tiene muchos secretos y muy interesantes. Me hubiera encantado compartirlos, pero faltan cinco minutos para que cierre el museo y me gusta ser cumplidor.

—Cierto. ¡Qué lástima! Acabo de descubrir que conozco bastante bien el museo pero que en realidad no conozco nada de los tesoros que alberga —realmente me apenaba no haber tenido la oportunidad de descubrir aquellos enigmas de los que el hombre hablaba—. Perdone mi osadía. ¿Habría alguna posibilidad de coincidir con usted algún otro día y que me desvelara esos secretos de los que habla?

—El jueves que viene, poco después de las seis, estaré de nuevo en esta sala y frente a este cuadro. Si me quiere acompañar será bienvenida. Me llamo Manuel.

—Y yo María. Aquí estaré, puntual como un reloj. Muchas gracias.

Tras aquel primero llegaron otros muchos jueves y tras El jardín de las delicias llegaron otros muchos cuadros. A veces se nos unía gente atraída por nuestra conversación, en otras ocasiones algún estudiante de Bellas Artes se sentaba junto a nosotros y dibujaba mientras escuchaba las explicaciones de Manuel.

Se ha ido corriendo la voz y ahora somos seis los habituales de los jueves, siempre de seis a ocho. A esa hora el acceso al museo es gratuito y la puerta está abierta para todo aquel que nos quiera acompañar.

Me he comprado mi bastón-silla y han aceptado mi propuesta de ampliar horizontes. El próximo mes nos vamos a Bilbao. El Guggenheim nos espera.

A esa hora el acceso al museo es gratuito y la puerta está abierta para todo aquel que nos quiera acompañar.  Visita el foro “Salidas Culturales”.

María Victoria de Rojas

María Victoria de Rojas

Asesora y Colaboradora en soy50plus

Ha sido directora de la revista Ejecutivos y actualmente “sigue alcanzando metas” , tal y como cuenta ella misma.  Como escritora, ya lleva 3 libros publicados y es coach, speaker y editora del blog femeninoyplural.com. Es un honor para soy50plus contar con las colaboraciones de María Victoria dentro de CALMA.