En la familia de los Durrell hubo dos hermanos escritores de estilos muy diferentes. Gerald, fue el naturalista. Mi familia y otros animales, parte de la Trilogía de Corfú, es una absoluta gozada. Lawerence, más intelectual y pretencioso, escribió, entre otras cosas, El Cuarteto de Alejandría (y nos ayudó a comprender que ser intelectual no siempre es más divertido…).

El caso es que siempre pensé que una familia con dos personajes así tendría que ser, como poco, interesante. Lo que no suponía es que ellos no eran, ni mucho menos, los más peculiares de su tribu.

La serie inglesa Los Durrell está basada en la Trilogía de Corfú (donde se incluye la novela antes citada de Gerald). Recorre cinco años de la vida de la familia, desde que la madre, para paliar sus problemas económicos, decide trasladarse a Grecia con su familia. Allí tendrán que amoldar sus costumbres británicas al desorden mediterráneo, con la ayuda de un carismático taxista y una hipocondriaca cocinera. Pronto generarán a su alrededor una pequeña comunidad en la que hay absolutamente de todo.

Comprendo que la palabra puede sonar antigua, pero la serie es totalmente encantadora. Entrañable, divertida, genial. Y, sobre todo, una explosión de felicidad. Habla de ser uno mismo, de estar abiertos a la sorpresa, de no aceptar la intolerancia y de muchas cosas más, pero, sobre todo, habla de la familia, esa estructura todavía no mejorada, susceptible de variadas formas, que no le debería faltar a nadie y que recarga el corazón.

Son tres temporadas de seis capítulos cada una y saben a poco. Tienen, ya desde el inicio, unos títulos de crédito que son una obra de arte. Y está disponible en Movistar + y en Filmin.

Más sobre series, cine y libros en http://www.sqfl.blogspot.com