Es lo que ha propuesto la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). Digamos que la jubilación daba en presuponer que, a partir de cierta edad, las personas ya no estaban en condiciones de trabajar y, como no podían cobrar un sueldo, el Estado aseguraba su manutención, básica o algo mayor en función de lo que hubieran contribuido a la hucha durante sus años de vida laboral.
Pero este supuesto ha ido cambiando. Por un lado, cada vez más personas llegan a esa “cierta edad” en condiciones físicas e intelectuales más que suficientes para seguir trabajando. Y, por otro, las empresas tienden a “deshacerse” de sus trabajadores en edad algo avanzada -incluso mucho antes de la edad de jubilación- para apostar por trabajadores más jóvenes, básicamente -y por mucho que apelen a otras razones-, para pagarles menos.
Con esto, hoy tenemos prejubilados a los 50 años; personas en ese entorno de edad en paro que no encuentran trabajo y ni les reciben; gente jubilada a sus más de 66 que se sigue sintiendo útil; y quienes quisieran volver a trabajar o al menos realizar alguna actividad, pero sabiendo que tendrían que renunciar a la pensión. Lo cierto es que, en España, la vida laboral es más corta que la media de los países de la UE y la OCDE, porque la salida del mercado laboral se produce antes.
Lo que propone Fedea es hacer compatible la pensión con el trabajo, algo a lo que la legislación española pone numerosas trabas. En su informe Food for thought, plantea un nuevo modelo jubilación a la carta, adaptado a las circunstancias personales del trabajador. Implicaría un nuevo tipo de contrato laboral que favorezca la jubilación activa voluntaria sin establecer topes de retribución ni de jornada laboral. Es decir, a tiempo completo, parcial, por cuenta propia o ajena. No tendría derecho a indemnización por despido ni cotizaría, en principio, a la Seguridad Social. Según estima Fedea, esta nueva modalidad de “jubilación activa” podría aportar al mercado laboral 1,6 millones de personas activas en los próximos 25 años. Al mismo tiempo, el sistema de pensiones, siempre estresado, se vería algo más desahogado.
Esta persona jubilada activa podría trabajar sin restricciones, continuar en la misma empresa o cambiar a otra, y su pensión sería compatible con su salario. Tanto empleador como empleado podrían deshacer la relación contractual, con el oportuno período de preaviso, y la empresa no tendría que indemnizar al trabajador, teniendo en cuanta que ya tiene garantizada su pensión. También admite Fedea la posibilidad de que el trabajador siga cotizando durante este período, con la condición de que, una vez finalizado su tiempo de trabajo, se revise al alza su pensión.
De momento, es sólo una propuesta. Pero estemos atentos…
AQUÍ el informe Food for Thought de Fedea
Y AQUÍ, la noticia bien contada
Fedea propone un nuevo modelo de jubilación activa que permitiría seguir trabajando y a la vez cobrando la pensión. Estima que estimularía la incorporación de 1,6 millones de personas al mercado laboral de aquí a 2050.