Hoy quiero hablaros de uno mis cócteles favoritos. Refrescante, fácil de beber y uno de los que más éxito tiene entre el público, sobre todo con los calores del verano.  Seguro que lo habéis visto alguna vez, si es que no lo habéis probado todavía.  Reconocible a primera vista porque se sirve en una taza de cobre bien frío y con mucho hielo –ya me imagino en la tumbona frente al mar o en la terraza de moda en una noche calurosa de agosto con un Moscow Mule bien fresquito. ¿Tú no?

Hay distintas historias sobre la creación de este coctel, que es americano, en contra de lo que pudiera parecer por su nombre. Surgió a principios de los años 40, cuando el vodka no era muy popular en EE UU y tampoco el ginger beer (cerveza de jengibre) y el coctel tomó su nombre del origen ruso del destilado –Moscow. Además, este coctel tiene una característica fuerza que se percibe al primer trago, algo así como una “patada de mula” (Mule).

Aunque la receta original es con vodka, existen versiones con muchos otros destilados –con ginebra entre los más populares. Uno de los últimos que he tomado es Xoriguer Mule, realizado por mi amigo @denis_chequebarman en el fantástico restaurante La Salita (@lasalita_rte, con una estrella Michelin), que ha apostado por la coctelería como complemento a la alta gastronomía, un oasis en el centro de Valencia. O la particular interpretación del gran Iván Talens (@ivan_talens) con su receta Valencian Mule.

(Foto @ladystein)