¿Qué se nos ha perdido en la capital de Finlandia? Más bien toca preguntarse qué vamos a encontrar. Porque Helsinki es una de esas ciudades que no tienen tiempos muertos. Cuando te planteas una escapada de cinco o seis días a una ciudad pongamos europea, sueles llevar un plan B o C… Sí, las hay que en dos días están vistas y encantado de conocerlas, pero no dan más de sí, entonces toca planear excursiones alternativas a lugares cercanos. En este caso, una posibilidad habría sido tomar el ferry a Tallin, aventura que podría llenar un día entero. A la tercera jornada de estancia, decidimos que la capital de Estonia podrá esperar a otra ocasión. Hay mucho que ver y hacer en Hesa.
Baste visitar sus 330 islas, pero tampoco es cuestión de conquistarlas todas. La imprescindible es Soummenlina, patrimonio de Unesco, una antigua fortaleza que hoy es un barrio. Pero incluso más recomendable la contigua Vallisaari, más indómita, para darse una estimulante caminata por todo su contorno. Luego, hay para casi un año entero… También, llegados aquí, habrá que ir a una sauna, intransferible signo identitario de los finlandeses. Hay más de 3.000 públicas en todo el país, aparte las que tengan en sus casas. Una buena idea puede ser Kuursijärvi, a 20 minutos en autobús desde la estación central: un finlandés lago en medio de un finlandés bosque. Para bañarse, aun en verano, imprescindible antes darse una sesión de finlandesa sauna. Además de las genuinas, eléctricas, aquí también las hay de humo y son las únicas de todo Helsinki. En invierno podemos imitar a esa gente, hacer un agujero en el lago helado… y ¡valor!
Pero además hay tiempo de empaparse -en todos los sentidos- de esta ciudad. Presume, con mucha razón, de ser capital del diseño, que abarca desde la arquitectura hasta el mobiliario y las tazas. Se quejan, eso sí, de que los suecos les han usurpado parte del prestigio. Tienen su máximo exponente en el matrimonio Aalto, Alvar y Elissa -como suele pasar aquí y en cualquier parte, la fama la tiene el marido, pero tanto montaron, crearon y diseñaron. Helsinki está sembrada de referencias de su elegante e influyente concepción de las formas. Además, puede visitarse el Museo del Diseño, que comprende el gráfico, industrial, moda… y cómo no, la casa estudio de los Aalto. Por lo demás, un placer transitar despacio por los bohemios pasajes de Punavuori, paradas “técnicas” incluidas; por Katajanokka, barrio modernista que sirvió de decorado a películas ambientadas en Rusia; la solemne catedral elevada sobre una tarima escalonada, el área olímpica… o verlo todo desde la terraza del Hotel Torni (torre), vodka o cóctel en mano, otro edificio emblemático que no deja indiferente. De nuevo a pie de calle, dedicar una mañana a bordear toda la península por la que se expande el centro urbano.
Como corresponde a una capital nórdica, el nivel de vida es alto y el visitante meridional lo nota cuando pide una cerveza, compra un detalle de patria cristalería de Ittala o paga el billete del autobús. Pero muchos restaurantes ofrecen módicos menús, especialmente de día. Y en general, bien organizados y aconsejados, se puede salir airoso. Se come francamente bien y de todo, pero si queremos hacer lo que viéremos, disfrutemos del buen salmón y la carne de reno, cocinada de muy distintas maneras. Por lo demás, agradezcamos que el sueco comparte oficialidad con la lengua finesa, ¿cómo…? Sí, es que todos los carteles y rótulos están en ambos idiomas y, por ejemplo, ingang significa entrada. Porque si no, no hay manera…
¿El tiempo? En verano, pongamos entre 15° y 17° constantes, solo que la sensación térmica va de un sol quemador -de darse cremita- a vientos arrebatadores, nubes repentinas y duchas traicioneras. Eso sí, la temperatura apenas varía del día a la noche. En invierno, pues miren, dicen que la gente se lo sigue pasando muy bien.
Como algo nos habremos dejado, AQUÍ MAS
“Y si una amiga residente en Helsinki te va administrando profusas series de whatsapp para apuntarte restaurantes buenos y económicos, tiendas de joyas todo de madera, sitios originales a visitar o dónde se comen los mejores korvapuusti (pastelitos de canela)… la visita se hará mucho más fácil, agradable y provechosa. Experiencia propia…