Teatro para ver en pijama

Santiago Quiroga

17/12/2021

Me he aficionado a National Theatre at Home, una propuesta que, por una reducida cantidad semanal, nos permite Teatro para ver en pijama.

Sabía que, desde hace unos años, es fácil encontrar en algunos cines proyecciones de ópera, conciertos, e incluso teatro. Pero no había probado la posibilidad de que ese tipo de espectáculos pudiesen disfrutarse sin ser en directo, hasta que llegaron los días de confinamiento.

Fue cuando el National Theatre de Londres, decidió generosamente ofrecer en abierto, cada semana, una obra de su catálogo reciente. Y descubrí el teatro para ver en pijama. Durante esos meses pudimos disfrutar de una sobrecogedora versión de Frankenstein, un excelente Antonio y Cleopatra de Shakespeare protagonizado por Ralph Fiennes o sufrir con Un tranvía llamado deseo. Personalmente, fue un descubrimiento.

Las grabaciones son fantásticas, en directo y con público. No tenemos la sensación de presencia, pero a cambio sí percibimos las interpretaciones con mayor detalle. Y, sobre todo, tenemos la posibilidad de acceder a producciones que, de otra manera, nunca disfrutaríamos.

Ya he vuelto a las salas y, sin embargo, no me he desenganchado a National Theatre at Home. He visto una versión muy precisa de La gata sobre el tejado de Zinc y un Julio César vital en un escenario abierto y con una estética que nos acerca ese debate sobre el poder a referentes muy actuales. Pero, sobre todo, nos ofrece una versión increíble de Romeo y Julieta: iba a estrenarse poco antes de que se declarase la pandemia.

En lugar de suspenderla, sus artífices decidieron grabarla, prescindiendo de decorados y vestuario y utilizando para representarla las tripas del teatro y mucho, mucho talento. El resultado es una original forma de ver una historia que nos han contado varias veces, una propuesta luminosa, una filmación muy teatral.

Hay mucho más. De hecho, el catálogo se amplía casi semanalmente, tanto con clásicos como con estrenos recientes. Sin escuchar más aplausos que los nuestros, vale, pero con la posibilidad de hacerlo en pijama, y eso la verdad es que supone un plus. Teatro para ver en pijama, todo  un descubrimiento.

Eso sí: nunca, NUNCA, dejemos de asistir al teatro.

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Sin dejar nunca de asistir a las salas, también me he aficionado a National Theatre at Home, una propuesta que, por una reducida cantidad semanal, nos ofrece, a quienes nunca nos sentimos saturados de teatro, múltiples oportunidades.