Somos muchos los 50plus que todavía recordamos lo que era ver una serie a capítulo por semana. No sólo se eternizaba, sino que no siempre era fácil recordar todo lo ocurrido siete días después. Ahora vemos series en modelo maratón. Qué gozada -o qué vicio- poder tragarse en un fin de semana los diez capítulos seguidos.

Libertad (Movistar +) la dirige Enrique Urbizu, el creador de No habrá paz para los malvados. El escenario y el tiempo podrían recordarnos a Curro Jimenez, sin embargo, el primer cambio es que la protagonista es una mujer. Quizás sea el componente femenino el que lleva al director a primar la serenidad frente a la acción. El resultado es una obra con aire de nostalgia, muy hermosa y mucho más compleja de lo que puede parecer.

Los favoritos de Midas (Netflix) está basada en un relato de Conrad, pero perfectamente adaptado a nuestra realidad. La trama es inteligente y el desarrollo está medido al detalle para tenernos atrapados. Incluso tiene el detalle de dejarnos un final que podrá animar muchas conversaciones.

El inocente (Netflix) es una novela Harlan Coben, un autor capaz de enredar un thriller hasta el límite. La serie esta realizada con un ritmo trepidante, un tren del que una vez que subes ya no hay quien baje. Podría dudarse de si todas las piezas encajan o ha habido alguna trampa, pero ¿importa? La producción es brutal. 

Antidisturbios (Movistar +) demuestra que se puede uno apellidar Sorogoyen en vez de Peckinpah y dirigir igual de bien. Las toneladas de adrenalina están parejas al retrato íntimo de sus personajes, sus fobias, sus miedos y sus dramas personales. Tan brutal como redonda.

De Patria (HBO), lo mejor que se puede decir es que esta crónica del conflicto vasco a través de la amistad y la enemistad entre dos mujeres, madres y esposas, está a la altura de la magnífica novela de Fernando Aramburu.

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