Cualquiera que haya viajado por el mundo, y sobre todo a países del norte de Europa, sabe que aquí en España seguimos anclados al pago en efectivo. Es más, aquel que haya visitado por primera vez un país escandinavo, no negará que se ha sentido raro al notar que era el único, en todos los bares, restaurantes, tiendas, quioscos o puestos de caramelos, que no pagaba con tarjeta.
Por otro lado, decimos en estos tiempos que la situación vivida con la pandemia está acelerando usos y tendencias que ya se avisaban. Bien, pues esto está sucediendo con nuestros hábitos de pago. Una encuesta del Banco de España, de la que se hace eco el diario económico Cinco Días, indica que durante 2020 el metálico fue el medio habitual de pago sólo para el 36% de los españoles, cuando en 2019 lo era del 53% y en 2014 éramos el 80% los que pagábamos en ‘contante y sonante’. Y la tarjeta de débito fue el medio de pago preferido en 2020, concretamente para el 54,1%.
Por lo que respecta a los establecimientos, la tarjeta es ya es el medio predilecto en el 65% de los negocios. Entre los pequeños comercios, el 26% sigue prefiriendo el efectivo, pero eran el 36% en 2019. No obstante, el 99% de los negocios sigue aceptando efectivo.
Eso sí, cuanto más mayores o más pequeños, más nos cuesta o menos ‘nórdicos’ nos sentimos. El 53% de los mayores de 64 años siguieron pagando en efectivo, así como el 60% de los menores de 24 años. Como también decimos que las tendencias vienen para quedarse, el 40% de los ciudadanos prevén aumentar sus pagos electrónicos, mientras que el 69% manifiestan que mantendrán los hábitos que han adquirido en este tiempo.
Claro, que para que paguemos una bolsa de chuches con tarjeta, aún nos queda.
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Como consecuencia de este cambio de hábito, llevamos menos dinero encima. El 70% va con no más de 50€ en la cartera y cinco monedas como mucho. Y el 90% no hemos visto -ni antes tampoco- billetes de 200 o 500 euros.