Muchos 50plus recordaremos como un hito el estreno de Opera Prima, una película de Fernando Trueba que comenzaba con Oscar Ladoire encontrándose con su prima en la Plaza de Ópera. Podría decirse que ahí nació la comedia madrileña, pero, sobre todo, nació la posibilidad de identificarnos de una manera frontal con los personajes que aparecían en la pantalla, y que ya no eran soldados ni bandoleros ni superhéroes, sino gente como nosotros y a los que les pasaban lo que a nosotros nos ocurría todos los días, y resulta que era interesante….
La comedia madrileña fue una crónica de una ciudad que despertaba a una libertad ansiosa y efervescente. Hubo buenas películas y otras menos buenas. Pero el género prevaleció como comedia urbana y, sin problemas fronterizos, se trasladó a cualquier ciudad. Comenzábamos a parecer franceses (para ellos las vidas corrientes ya eran protagonistas desde Truffaut por lo menos). También se sofisticó su factura y surgieron verdaderos especialistas como Cesc Gay.
Acabo de ver una más, que pasó rápidamente por las pantallas, que ahora ha vuelto gracias a las plataformas y que merece sin duda esa segunda vida. Se titula “Una vida no tan simple” y la dirige Félix Viscarret.
El protagonista es un arquitecto que entra en la cuarentena habiendo sido capaz de defraudar sus propias expectativas profesionales, pero no en un nivel suficiente como para engrandecerse en un aliento trágico. Su vida es vulgar y gris, o así es como él la ve. Su mayor reto es la paternidad. Y no consigue olvidarse de quien quería ser mientras la vida pasa ante sus ojos recordándole que ya no es ni tan joven, ni tan guapo, ni tan libre.
No hay carcajadas, sí muchas sonrisas con un punto de tristeza. Un guion milimétrico que hace imposible que no nos identifiquemos en algún momento, y excelentes interpretaciones.
Y la seguridad de que, de algún modo, podría ser nuestra historia. Elegid si esto nos convierte en patéticos o, al contrario, nos recuerda que nuestras vidas son, nada menos, que tan importantes como cualquier otra.
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Con comedias como ‘Opera Prima’, nació la posibilidad de identificarnos con los personajes que aparecían. ‘Una vida no tan simple’ es una de esas películas que cuenta una historia que, de algún modo, podría ser nuestra historia, no menos importante.