Todos queremos sentirnos bien y vivir mejor, pero nuestro estilo de vida o nuestras condiciones ocupacionales nos están causando daño. Esto se manifiesta como fatiga, ansiedad, agotamiento o incluso dolor físico. Según cumplimos años, estos síntomas se van agravando.
El mindfulness puede contribuir a mi bienestar.
Muchos de nosotros nos sentimos desconectados, atrapados en rutinas pasadas que ya no tienen significado y vivimos en constante preocupación o miedo. La buena noticia es que, con la práctica de mindfulness (también conocido como atención plena), podemos mejorar nuestro bienestar y alcanzar un estado de mayor equilibrio y satisfacción.
Un metaanálisis publicado en la revista Nature Human Behavior y que examina más de 400 estudios realizados con más de 50.000 participantes, evaluó varios enfoques psicológicos y su impacto en la mejora del bienestar. Los participantes se clasificaron en tres categorías: personas con buena salud en general, personas con enfermedades mentales y personas con enfermedades físicas. Los investigadores concluyeron que, en estos tres grupos, todos se beneficiaron de la práctica de mindfulness.
Más concretamente, en los últimos años se han desarrollado y publicado numerosos estudios sobre los beneficios de la práctica regular del mindfulness para el alivio de problemas de salud física o mental, como el dolor crónico, la ansiedad, el estrés y la depresión. O también en la mejora del bienestar general, la autocompasión, la empatía, la alegría y la satisfacción.
La práctica del mindfulness (entendido de forma simplificada, como la capacidad de prestar atención intencionalmente a nuestras experiencias internas y externas en el momento presente, con una actitud de curiosidad, amabilidad y no juicio) permite el entrenamiento de diferentes mecanismos relacionados con el bienestar, a saber:
- La capacidad de concentrarse en el momento presente: facilita menos rumia, reduce la ansiedad y el estrés y permite emociones más positivas como la gratitud.
- La capacidad de observación sin autoidentificación, permitiendo la aceptación de experiencias negativas sin conductas de evitación y negación.
- Autocompasión: fomenta estados positivos como ecuanimidad, motivación e interconexión.
- Autorregulación emocional: permite reconocer y romper patrones de comportamiento y responder a situaciones con un impacto más positivo.
- Empatía y compasión: permite una mayor comprensión y conexión con el otro, evitando el agotamiento y las conductas antisociales.
Si quieres hacer algo útil para mejorar tu bienestar, entonces no hay duda de que incorporar mindfulness a tu vida diaria puede ser una excelente decisión.
La práctica de mindfulness no es exclusiva de momentos estructurados y dedicados como la meditación. La invitación es que también puedas llevar esta calidad de atención, con curiosidad y sin juicio, a tu vida diaria: mientras caminas o comes; mientras trabajas; mientras juegas con los hijos o nietos; o mientras hablas con el doctor.
El mindfulness, entendido de forma simplificada, es la capacidad de prestar atención intencionalmente a nuestras experiencias internas y externas en el momento presente, con una actitud de curiosidad, amabilidad y no juicio.
Por ese motivo, el mindfulness puede contribuir a mi bienestar.