Sean Baker se lo merece

Santiago Quiroga

07/03/2025

El camino vasco de Fernando Aramburu se refleja en Patria, una novela ambientada en una localidad y el entorno de  ETA. Publicaciones de soy50plus

Parece que la entrega de los Oscar siempre termina con la canonización de los profetas, esos sabios que son capaces de asegurar que va a ocurrir lo previsible. Y no es que esté mal. Pero personalmente, creo que hay muchos que nos alegramos cuando, como en 1981, frente a superproducciones como En busca del arca perdida o Rojos, Carros de Fuego se llevó inesperadamente el premio a la mejor película.

Estamos de resaca y muchos olvidan su apuesta por Emilia Pérez o The Brutalist. Lo cierto es que Anora ya se había hecho con la Palma de Oro en Cannes, o sea que la sorpresa era relativa. Pero sí nos encontramos ante una película independiente y que trata temas que no son los que habitualmente atraen al gran público.

Porque detrás de esta historia esta Sean Baker, una persona que se ha dedicado a hablarnos de aquellos que están al margen del sueño americano. Lo hizo en The Florida Project, una desoladora obra maestra que nos hablaba de las infancias perdidas; y en Red Rocket, donde un actor porno en horas bajas regresaba a su miserable lugar de origen.

Baker es un director comprometido con la vida al margen. Pero sus películas no son descuidadas ni pobres sino exquisitas, aunque no hace concesiones.

Y Anora viene a sumarse a ese catálogo de reivindicaciones. El personaje que da título a la cinta es una prostituta de Las Vegas que llega a creerse Cenicienta gracias al hijo de un oligarca ruso. Se la ha tachado de reverso de Pretty Woman. Y podría ser. El rechazo que producen las primeras secuencias es similar, en mi caso, al que siempre me produjeron los escaparates de mujeres en Ámsterdam que a muchos les resulta tan divertido. Es dolorosa, tristemente divertida, brillante y extraña. Y tiene uno de esos finales que es como un puñetazo.

Sí. Baker se merece este Oscar, se lo había merecido ya, y se merece que su cine, valiente, no sea marginal. Será otro pequeño paso para que dejen de serlo algún día los personajes de los que habla.

Más sobre cine AQUÍ

Baker es un director comprometido con la vida al margen. Y Anora viene a sumarse a su catálogo de reivindicaciones. Es dolorosa, tristemente divertida, brillante y extraña. Se merece este Oscar.