Si algo tiene el Priorat es excepcionalidad. A nadie se le puede escapar, durante un paseo por este territorio, que se encuentra ante un paisaje singular, de unas características que lo diferencian claramente de cualquier otro sitio, a pesar de que pueda tener similitudes orográficas o agronómicas con otros lugares. En estos parajes que no dejan indiferente a nadie, el laureado Álvaro Palacios defiende la uva vieja, el pueblo y la tradición.

Junto a los legados que los monjes de La Cartuja de Escaladei y entre suelos pizarrosos y llenos de riscos, se encuentran las viñas viejas de Garnacha y Cariñena que hacen posible Les Terrasses, un vino con carácter, muy equilibrado y de una excelente expresividad en nariz. Cuenta con una gran capacidad de guarda.

La vendimia se realiza de forma selectiva según municipios y parcelas, con vinificación de uva entera y parte despalillada, fermentación alcohólica en tinas de cemento con levaduras autóctonas, maceración más de 45 días y fermentación maloláctica en tinas y barricas. Se envejece 12 meses en roble francés y toneles bocoyes. Se embotella sin estabilización por frío ni filtrado.

La nota de cata nos da una buena intensidad de color cereza con matices granates, una nariz potente y de carácter con aromas que dominan el dulzor de las frutas confitadas y especias dulces. El paso por la boca es sabroso y especiado, tiene largo recorrido con taninos pronunciados.

Les Terrasses 2020 lo podemos acompañar en la mesa con asados, guisos, parrillada de carne y ternera al horno, aunque un par de copas de este vino junto un plato de jamón o cecina no desmerece nada la ocasión.

No puedo terminar sin dar un reconocimiento especial, ganado y merecido a Álvaro Palacios como uno de los enólogos españoles más reconocidos a nivel internacional, tanto por su tesón y fuerza como por una voluntad inquebrantable por hacer vinos que trasciendan y emocionen. Os invito a conocer todo lo que ha hecho, tanto en Priorat como en su Rioja natal o el Bierzo. Por cierto, buena añada la de 1964, año en el que nacimos Álvaro y un servidor.

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