Ya se sabe que, en este país, tenemos la habilidad de hacer política absolutamente de todo. Y acaba de encenderse la mecha a propósito de la carne. Un ministro hace un llamamiento a reducir su consumo, los ganaderos estallan, otro ministro le contesta que de qué va, y para “poner paz”, el presidente del Gobierno afirma que para él “un chuletón al punto es imbatible”. Puesta la humeante ascua, toda la clase política ha corrido a arrimar su sardina, perdón, su chuletilla. Y la carne en el asador de la polémica.
Servido el debate, y más allá de carnicerías políticas, vayamos a lo que nos interesa. ¿Cuánto de bueno o malo es comer carne? ¿Qué dice la ciencia sobre su consumo? Varios medios de comunicación han salido a aportar algo de luz, y vamos a quedarnos con esta detallada crónica publicada en 20 Minutos. Se nutre de opiniones de científicos, nutricionistas, ecologistas, datos estadísticos, recomendaciones de la FAO, de la OMS… para que cada uno extraiga sus conclusiones.
Al final, como pasa muchas veces, es posible que estemos exagerando el debate. Y es que pasa como con todo. Comer carne puede ser saludable y apetecible para muchos, pero no conviene abusar y sí variar: vacuno, ave, cerdo… Y tengamos en cuenta que no todos los productos cárnicos tienen las mismas propiedades: de un solomillo a ciertos productos procesados, va un mundo. Además de nuestra salud, es verdad que también debemos mirar por el planeta. En este sentido, la recomendación es apostar por la ganadería ecológica y extensiva. Y es verdad que hablamos de un sector esencial para la economía española. En definitiva, ante la duda, la solución puede ser el sentido común: carne, sí, pero con moderación… y si es posible, de la buena.
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La FAO aconseja consumir como máximo 300 gramos de carne a la semana por persona. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición recomienda un consumo moderado de entre dos y cuatro veces por semana, y si es carne roja, no más de dos.