El tren está ahora de actualidad por los continuos retrasos, incidencias y caos en las estaciones de los que tenemos noticia -o padecemos- casi a diario. Y por la extensión política de estos contratiempos, con unos y otros echándose la culpa, justificándose o intentando sacar rédito.

Pero el tren es uno de los grandes inventos de la humanidad y una de las formas más cómodas, placenteras y útiles de viajar. ¿No estáis de acuerdo? Además, su propia naturaleza lo hace menos contaminante, por lo que se perfila como un medio de transporte fundamental en el futuro mundo sostenible al que aspiramos.

Cierto que el avión nos lleva a cualquier rincón del mundo y eso no lo iguala todavía ningún otro medio. Pero, aparte del reparo que algunos puedan tener a volar, es incómodo, engorroso, a las horas de viaje hay que sumar el tiempo de traslado hasta el aeropuerto y luego de este al lugar de destino.

En el tren, simplemente te montas, dentro tienes razonable libertad de acción y movimiento, y cuando llegas, por lo general estás en el corazón de la ciudad a la que vas. Y como cada vez es más rápido, te permite llegar más lejos. De hecho, ya hay proyectos, como el Hyperloop, que prometen alcanzar los 1.000 km por hora.

Por cierto, ¿sabías que España es el primer país de Europa y el segundo del mundo en kilómetros de líneas de alta velocidad? Sin embargo, nuestra red no tiene la capilaridad de otras redes europeas. No a todos los sitios de nuestro país podemos llegar en tren, y es una pena.

El caso es que a cada uno el tren nos gusta por algo. Por supuesto, por la comodidad. Por el hecho de ver el paisaje. Podemos leer plácidamente, hay a quien el propio ruido o el traqueteo le relaja. También podemos ir trabajando y, si la cobertura lo permite, que no siempre, comunicarnos o ver vídeos y películas por internet. O las mismas estaciones de las que partimos y a las que llegamos, algunas son como templos. Pero ¿puede ser cierto que nos guste más viajar en tren a cierta edad?

Cada uno podrá contar y relatar sus experiencias en el tren. Aquí se nos ocurren algunas preguntas:

¿Qué viaje en tren te resultó inolvidable?

¿Usaste de joven el interrail para conocer Europa?

¿Qué trenes has usado más, AVE, media distancia, cercanías…?

¿Recuerdas la primera vez que viajaste en AVE?

¿Cuál es tu estación de ferrocarril preferida o la que más te ha impresionado?

¿A qué ciudad o destino echas de menos poder viajar en tren? ¿Y en alta velocidad?

¿Eres de los que se pasan el viaje en el vagón-cafetería?

¿Cuántas veces el revisor te indicó que estabas viajando en primera clase y tu billete era de segunda?

¿Qué viaje en tren sueñas hacer, el Transiberiano, el Glaciar Express, el Transcantábrico…?

¿Cuál es, si se puede contar, tu mejor historia o anécdota en el tren?

¿Has perdido alguna vez un tren? No en la vida, queremos decir en la estación.

En fin, si lo miramos, no hay 50plus que no haya tenido un tren en su vida.