Yo no sé a vosotros, a lo mejor es cosa de la edad, pero para mí no hay retos más insalvables que los que me pongo yo mismo. No me perdono ni una. Objetivo, plazo…. Vamos, que si no cumplo estoy sin quererme unas cuantas semanas. Y de trampas ni hablamos.

Ulises y el reto cumplido

Creo que ya comenté aquí alguna vez que me gustaría en 2022, año del centenario, leer por fin el Ulises de James Joyce. Y sin darme cuenta, lo convertí en reto. Dejé que fuesen pasando los primeros meses del año y ya en agosto entendí que, o me lanzaba, o iba a ser una misión imposible.

Me compré la edición comentada de Lumen. Y lo hice en la Feria del Libro de La Coruña, que hay ciudades que siempre dan suerte. Y con ese solecito que está convirtiendo los veranos del norte en los mejores del mundo, me puse a ello.

Como soy bastante maniático del orden, decidí que, dado que es un libro que necesita aire (personalmente creo que la dedicación a él en exclusiva puede tener malos efectos), me puse como objetivo un capítulo a la semana, y si era de los largos, darme un poco más de tiempo. Por supuesto, no lo escondo, ayudado de la estupenda guía incluida en mi volumen.

Y qué poco me costó sentirme fascinado por este monumento literario que, como todas las grandes obras, requiere paciencia y compromiso y, sobre todo, la humildad de saber que no vamos a ser capaces de atraparlo todo.

Ulises es para mí lo más parecido en literatura a una instalación artística. Cada capítulo es una pieza diferente, con su propio mecanismo interno y su personalidad, creo que incluso todos podrían funcionar de forma independiente. La prosa siempre fluctúa entre la irreverencia y la elegancia. Y siempre está contado desde dentro. Esos párrafos que trasladan el pensamiento libre y desordenado del protagonista son únicos.

No sé qué me sorprende más, si la inteligencia que tiene que haber detrás de un autor para escribir algo así o su modernidad y atrevimiento.

Y sí: lo terminé antes del 31 de diciembre de 2022.  Reto cumplido pues, con una de las obras maestras de la literatura universal. Reto cumplido y, esta vez, ha merecido la pena.

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Como todas las grandes obras, Ulises requiere paciencia y compromiso. Y, sobre todo, la humildad de saber que no vamos a ser capaces de atraparlo todo.