Sumen “Rock” + “Latinoamérica” = ROMPAN TODO. Abandónense, pinches cincuentones. También Vds. se desenfrenaron en algún momento a los veinte, incluso puede que a los treinta, antes de encarar los cuarenta y llegar a donde están, chingada, cabrones. Pues que todo lo que hacen es mamarla, pues siéntense un rato pues, y prueben, dejen que Molotov entre por sus venas con su canción: soy un perro negro y callejero, sin hogar, sin hembra y sin dinero. Entren el documental, eso es solo la intro. Vds. no quieren “omitir la intro”, como les ofrece la pinche plataforma guay que les pone al alcance esta serie documental absolutamente imprescindible, güey. Viste, che, que recorre de México a Argentina la historia del rock latino de los 60 para acá. Y, pues no puedo pedirles que sean sensibles, si son, aunque sea, algo curiosos, vibren, salten, aprendan, conozcan cómo el rock navegó los brutales setenta de un extremo al otro de un continente barrido por la miseria y la corrupción.
Asómbrense de la fuerza, la originalidad, los peligros de ser rockero, viste, en un cono sur dominado por milicos y deléitense con la música de los acentos: la intelligentsia argentina, impresionante materia gris frente a las cámaras de artistas, productores, estrellas, se bate con el caudal y desparpajo mexicanos, qué enormes los dos países agitándolo todo desde los extremos del continente. Inmersión social y política, como un documental de la 2 bañado, impregnado de rock, rock y más rock, con acento chileno, peruano, colombiano, uruguayo. Pura sinfonía, mamones, a qué esperan.
Alucínense, la verga, de las historias de desafío al sistema, miserable y corrupto e históricamente canalla en todo el continente, canalizado a través de la actitud de unos jóvenes cargados de futuro sobre un escenario, para disgusto de padres, políticos y concha de su madre. Todo es político, pues, no miren para otro lado, verga, mamones. Los necesitamos viendo esta serie documental, güey, y no perdiendo el tiempo en otras vainas blandas de la misma plataforma de nombre de chicle, chingada. Aprovechen su tiempo, cabrones, bloqueen su privacidad, siéntense y disfruten. Hay un continente entero que habla en español, che, y que canta en español, tú viste, y que entona un canto de fuerza que siempre estará ahí para controlar a los políticos corruptos mejor que los parlamentos.
Vamos, no se me doblen, háganse un favor: tienen que ver “Rompan todo”, sí, en Netflix, y luego salir a la calle y comparar sus pinches pueblos y ciudades cuidadas y acordarse de que en allá lejos, pero tan cerca, hablan nuestro mismo idioma, chingados, y que cantan sus verdades para que las entendamos. No miren, pues, para otro lado, enciendan el aparato y bramen y nazcan de nuevo, es lo que les deseamos.
“Rock” + “Latinoamérica” = ROMPAN TODO