Ripley, lo que tememos ser

Santiago Quiroga

17/05/2024

El camino vasco de Fernando Aramburu se refleja en Patria, una novela ambientada en una localidad y el entorno de  ETA. Publicaciones de soy50plus

Tom Ripley es uno de esos personajes que trascienden la obra/obras de las que son parte. Para mí, representa esa perversidad con un punto de miseria que siempre encontramos en los relatos de Patricia Highsmith y que intentan desmentir la bondad innata del ser humano. Ante la nueva serie que nos ofrece Netflix con su nombre en la cabecera, sólo cabe la expectación.

No es fácil hacer algo nuevo sobre un personaje icónico que consigue generar empatía a pesar de encarnar la frialdad del mal en su falta de respeto al resto de los humanos.

No conozco lo suficiente las novelas del ciclo para saber la fidelidad del guion de la serie. Sí recuerdo perfectamente ese inicio, en el que un joven americano recibe el encargo de viajar a Italia para convencer a un rico compatriota de que deje de darse la buena vida gastando el dinero de sus padres y regrese.

Ripley es tan inteligente como atrevido, pero también es vulgar en origen. De su capacidad de percepción, obtendrá una visión clara de las diferencias de clase y la injusticia, y de su inteligencia, la capacidad de mimetizar y aprender rápidamente. Pero no podemos obviar que en fondo existe una ansiedad algo infantil y vacua que genera la rabia de los desheredados. Y, al margen de su posible psicopatía, sólo desde esa comprensión entenderemos su absoluta falta de empatía.

La pieza fundamental para convertir a este Ripley en un personaje totémico e inolvidable es, sin duda, la interpretación de Andrew Scott. Lo que él hace es grandioso. Capaz de transmitir con sólo su mirada toda su ansiedad y su peligro.

En lo que se refiere a la trama, los dos primeros capítulos me parecen perfectos. En el tercero tengo ciertas cuestiones de credibilidad. A partir de ahí, se extrema la tensión colocando al protagonista en un nivel de riesgo continuo muy bien enfocado, aunque quizás en momentos se roce algún límite.

Y por último, hablemos del nivel artístico. La elección del blanco y negro es un acierto, crea una atmósfera mucho más desasosegadora y cada fotograma es una obra de arte.

El resultado global es magnífico, sí. Ripley consigue poner en pie un personaje que podría ser el resumen de todo lo que tememos ser y de todo lo que podríamos llegar a ser algún día.

Porque quizás el verdadero terror sea pensar que Ripley somos todos.   

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No es fácil hacer algo nuevo sobre este personaje icónico. Pero la serie de Netflix consigue poner en pie a quien podría ser el resumen de todo lo que tememos ser o lo que podríamos llegar a ser algún día.