De un tiempo a esta parte, nos lo dicen por todos los sitios y de todas las formas: el hidrógeno es nuestra gran esperanza de un mundo limpio, sostenible… sin que deje de moverse. Es el combustible del futuro: abundante, barato y poco a nada contaminante… si conseguimos producirlo de manera adecuada.
Y no hablamos de un futuro lejano. Los trenes y los coches de hidrógeno están ya ahí. Este reportaje de María Fernández en El País nos da todas las claves de por dónde va la carrera del hidrógeno, por qué tantas expectativas depositadas en él y por qué está ahora en el centro de las estrategias de empresas y gobiernos de todo el mundo. Unos 30 países ya tienen su hoja de ruta, entre ellos España, que fía a este elemento buena parte de la transición energética y de los planes de recuperación y transformación. A nivel global, la industria cuenta ya con más de 200 grandes proyectos, la mayoría en Europa, y los gobiernos del mundo han comprometido 57.000 millones de euros en fondos públicos para impulsar esta industria.
Pero el hidrógeno tiene muchos colores, como podemos aprender también en el reportaje. El azul y, sobre todo, el hidrógeno verde, son los más prometedores. Para el primero, se necesita acceso a gas natural; para el segundo, sol y viento.
El País – Hidrógeno verde: el combustible eterno que alumbra una nueva era
“El hidrógeno es el elemento más básico y ubicuo del universo. Es el material de las estrellas y de nuestro Sol y, cuando se aproveche adecuadamente, será el combustible eterno” (Jeremy Rifkin, “La economía del hidrógeno”)