Hoy vamos a hablar de la última parte: Hacerlo Satisfactorio:
“Por la moneda baila la mona”:
Muchas veces, el problema a la hora de adquirir un nuevo hábito radica en la falta de consistencia.
Esto es porque tenemos más tendencia a repetir aquello cuya experiencia es satisfactoria y abandonar o evitar aquello que es neutro o insatisfactorio.
Es el placer quien enseña a nuestro cerebro a que determinado comportamiento merece la pena ser recordado y repetido.
La ley fundamental para un cambio de comportamiento es, entonces, tan simple como que lo que genera recompensa, se repite, lo que se castiga, se evita.
El desajuste entre la recompensa inmediata y la postergada:
Vivimos en un entorno que promueve y genera recompensas inmediatas. Esto no es algo nuevo, viene de tiempos ancestrales.
La capacidad de poder esperar recompensas diferidas se vuelve crítica si queremos gestionar eficazmente nuestra longevidad y disfrutar de los 30 años de gracia.
Tenemos que asumir que muchas de las decisiones que tomamos hoy, no nos beneficiarán de forma inmediata, sino que son verdaderas inversiones para el futuro.
Esto es una habilidad recientemente desarrollada, hace “solo” unos 500 años, por eso insisto en la importancia de comenzar a trabajar en la recompensa diferida si de verdad queremos poder tener una vida larga y plena.
“El coste de los buenos hábitos es en el presente y el de los malos hábitos, en el futuro.”
“Nunca falles dos veces”:
Hasta aquí hemos visto como construir y mantener buenos hábitos que nos acompañen a lo largo de la vida, pero ¿qué pasa si fallamos?
Está claro que no somos máquinas, ni perfectos, y no siempre podremos cumplir al 100% con los hábitos que hemos elegido incorporar a nuestra rutina para construir una longevidad sana y positiva.
¿Qué hacer entonces? Tienes que evitar a toda costa fallar dos veces.
El primer error no es lo que te arruina, sino la espiral que comienza cuando te saltas un hábito dos veces.
Está comprobado que cuando la gente exitosa falla, se recupera rápido. Romper un hábito no es grave si logras retomarlo rápido, esta es la clave.
No camines solo:
El hecho de contar con el apoyo de familia, amigos o profesionales competentes puede ser de gran ayuda a la hora de cumplir con la realización de los nuevos hábitos que nos hemos propuesto.
Este apoyo puede manifestarse de una manera más formal y puede plasmarse en un “contrato de hábitos”.
El mismo consiste en un acuerdo verbal o escrito en que te comprometes frente a otros a realizar un hábito en particular y asumes un “castigo” en caso de no cumplirlo.
Te espero en el próximo artículo.
Tenemos que asumir que muchas de las decisiones que tomamos hoy, no nos beneficiarán de forma inmediata, sino que son verdaderas inversiones para el futuro.