Las historias de Luis Landero

Santiago Quiroga

19/04/2024

El camino vasco de Fernando Aramburu se refleja en Patria, una novela ambientada en una localidad y el entorno de  ETA. Publicaciones de soy50plus

Landero es un escritor tardío. Tenía más de cuarenta años cuando publicó una novela que nos atrapó a todos. Se titulaba Juegos de la edad tardía y su protagonista era un personaje que nos resultaría patético si no fuese por la ternura con la que lo trataba el autor.

A partir de ahí, con una periodicidad más o menos bienal, ha ido publicando pequeñas historias de seres corrientes, incluso en ocasiones un poco ridículos, que creen en la importancia de su propia existencia, aunque nosotros tengamos la soberbia de considerarlas insignificantes. Son generalmente un poco tristes, simpáticas, y se asoman a pocos centímetros del esperpento valleinclanesco.

Acaba de publicar La última función, en la que nos habla de la España vacía y de un niño que prometía mucho, aunque se quedó por el camino; también de una mujer con derecho a soñar. Melancólica, sin duda.

Quizás, de su última producción, la más divertida haya sido Una historia ridícula, lo más cerca que ha estado de lo hilarante, y la más perfecta, Lluvia fina. Sus historias se me confunden, se cruzan, y es que, en el fondo, forman un tapiz muy rico de seres humanos que nunca serían recordados si Landero no hubiese puesto en ellos su mirada.

Pero hay algo más. El autor, hace unos años, en un acto importante de generosidad, nos contó otra historia más personal, la suya, en El balcón en invierno y El huerto de Emerson, porque, como dice en una de ellas (no recuerdo cuál), “también la ficción tiene una casa en la memoria”.

Landero pertenece a la raza de esos escritores nuestros que, desde Cervantes, son capaces de retratar la vida y de convertir las palabras en un lugar donde descansar. Como Galdós, Baroja y tantos otros cronistas literatos a través de los cuales conocer un país que ha sido capaz, y aún lo es, de dar tan buenas plumas.

Un país de inesperados trayectos donde ese niño llegado a Madrid con sus padres y aprendiz de un taller mecánico puede convertirse en uno de los importantes creadores contemporáneos.

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Sus historias forman un rico tapiz de seres humanos que nunca serían recordados si no hubiese puesto en ellos su mirada. Luis Landero pertenece a esa raza de escritores nuestros que son capaces de retratar la vida y convertir las palabras en un lugar donde descasar.