En 1969 se celebró Woodstock, un festival icónico, referente como manifestación hedonista de la libertad a través de la música. Raro es no haber visto alguno de los múltiples documentales que recogían el evento, películas que lo utilizan como referencia, artículos, fotografías….

Sin embargo, ninguno sabíamos que, a pocos kilómetros, ese mismo año, se había celebrado un acontecimiento similar, el Harlem Cultural Festival, sí, en Harlem, un barrio de Nueva York habitado fundamentalmente por gente de color y no siempre una referencia del “buen lugar para vivir”.

Lo sorprendente es que todo el festival se grabó en directo, pero ningún medio audiovisual pareció interesarse y el material terminó olvidado. Algo incomprensible cuando en el mismo actuaban gente como Stevie Wonder, Jesse Jackson, Nina Simone o The 5th Dimension. Musicalmente era apoteósico, pero también era algo más.

Años después, un tal Questlove ha recuperado lo filmado y lo ha convertido en un documental único, no sólo en su parte artística, sino que ha sabido combinarlo con material periodístico de los acontecimientos que enmarcaban esos días, y también, más importante, con aportaciones de algunos de los que allí estuvieron, artistas y público.

Son ellos quienes consiguen transmitirnos lo que sintieron entonces, lo que un evento de estas características puede significar para un ser humano individual y para una comunidad. Y es en ocasiones como esta, cuando de verdad nos damos cuenta de que la cultura tiene un valor que está muy por encima de lo que podemos imaginar.

La película se llama Summer of Soul y está, creo, aún en cines, pero seguro en plataformas. Es única.

El Harlem Cultural Festival fue una lección de orgullo, de coraje. Como se dice en algún momento, 1969 fue el año en que “dejamos de ser personas de color para ser negros, para ser quienes realmente éramos”.

No estuvimos allí, pero el cine, una vez más, nos ofrece la oportunidad de vivirlo.

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