Hubo un tiempo en que, desde la distancia, llegamos a acostumbrarnos a la tragedia continua con la que el terrorismo de ETA sembró el País Vasco.
Tengo dudas de si olvidarlo y casi borrarlo de la historia es una forma para avanzar o una falta de respeto a las víctimas. Pero lo cierto es que, para muchos, ya suenan a historias de un pasado mucho más lejano de lo que realmente es.
No creo que servir de recordatorio sea uno de los objetivos primordiales de La Infiltrada, enclavada en el cine de género como thriller. Pero lo cierto es que es muy honesta en su retrato del entorno, su vertiente de crónica, y por lo tanto, sirve para que desde la memoria recordemos y, desde el desconocimiento, se produzcan preguntas.
La historia se centra en un personaje real (increíble pero real), una mujer que, a cambio de nada, entregó su vida para ver el fin de la banda desde primera línea. Arantxa/Mónica es el eje central y desde el inicio consigue, como los verdaderos héroes, tenernos a sus pies por su valentía, su sacrificio y su honestidad. Su epopeya supera por momentos la acción, centrando el desarrollo en niveles íntimos de tensión.
Arantxa Echevarría recorre esos años con momentos tan bestiales como el asesinato de Ordóñez, al tiempo que nos recuerda que el asesinato no es nunca algo bello y que, si en algunos casos pudiera existir la boba justificación del idealismo ingenuo, en muchos otros es sólo el capricho de psicópatas. Tampoco banaliza la otra cara de la lucha y admite la contaminación de miserias como la soberbia. Posiblemente, uno de los valores más sólidos de la cinta es su ausencia de maniqueísmo.
El guion es magnífico en sus decisiones, que le permiten una narración clara y apuntada por todos los niveles psicológicos de una historia de este tipo; la realización, firme y cariñosa con su entorno, pocas veces se ha retratado tan bien lo hermoso que es Vascongadas. El ritmo adecuado sin abusar del exceso manipulador tan habitual.
Y en el medio, entre interpretaciones todas ellas magníficas, Carolina Yuste, una actriz que está construyéndose una carrera brutal y para la que sin duda este papel será un salto importante.
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La Infiltrada está siendo un éxito en taquilla. Lo merece, desde el punto de vista formal es una película excelente, técnicamente notable. Pero, además, afronta nuestra historia reciente con honestidad, rigor y valentía.