Cuando cumplí 50 años, recuerdo la expresión que me dirigió mi buen amigo Jacinto: “amiga, ya hemos dado la vuelta al jamón”. Como analogía, me resultó impactante la imagen y el símil, comprendí perfectamente que un día no vivido era un día perdido y que, si siempre había sido así, ahora se trataba de una realidad más apremiante.

Los años pasan para todo el mundo y ciertos hábitos como posponer, no sentirse preparados para la acción por una cuestión de perfeccionismo, continuar paralizados por sentimientos de pudor o vergüenza, seguir distanciado de esa persona que tanto nos importa por orgullo, atender compromisos por cuestiones de “educación” o resistirnos a decir NO a lo que nos incomoda, empieza a resultar casi ridículo… Si no es ahora… ¿cuándo?

Cambiar es posible siempre que se cumplan tres criterios: querer, poder y saber. Me gustaría, en esta colaboración con Soy50Plus, aportar mi visión de la psicología y el coaching para la vida y el trabajo. Vivamos este segundo comienzo con mayor consciencia. Dar la vuelta al jamón nos permite disfrutar de una zona más fácilmente masticable y sabrosa. No sé vosotros, pero después de haber tocado hueso yo no estoy dispuesta a perderme esto.

Algunos os preguntareis… “¿por dónde empiezo? ¡No es tan fácil hacerlo!”. Os lo compro, pero tampoco es tan difícil como tus excusas te hacen creer, si justificas tus limitaciones, te quedarás en ellas. Mi consejo es volver la atención hacia tus “testigos”, revisar tus emociones.

Las emociones funcionan como los “testigos” de un coche, avisan de las irregularidades del auto para evitar averías más serias. Durante años puede que hayas estado ignorando alguno de esos avisos y ahora estés pagando las consecuencias. Con 50plus tienes un don muy preciado, tu experiencia. Por eso, encuentra no solo en cada ilusión, sino también en cada desgaste o error, hacia dónde has de dirigir tus pasos en este momento.

Y si toca revivir una segunda y convulsa adolescencia porque nos hallamos perdidos o confusos, que así sea. Aunque hubo llantos y desamores en la mía, la recuerdo como una de las etapas más emocionantes de mi vida. El cambio suponía un momento de inseguridad, pero también de emoción, me sentía viva, palpitante y todo lo que un día me parecía difícil ahora me hace sonreír porque descubrí que puedo, que quiero y que soy capaz. Recojo esa experiencia para mirar con optimismo esta. ¿Te apuntas? ¡Nos leemos!