Es evidente que el teletrabajo ha venido para quedarse y que, una vez recuperado el ritmo normal de la actividad empresarial, la alternativa está ahí y además ya regulada en España. Otra cosa son los ajustes, los pequeños intangibles, que a veces pasan por la mera relación entre jefes y sus equipos, o directamente entre el empresario y sus empleados.

Muchos teletrabajadores se quejan de que padecen más estrés ahora que trabajan en casa que cuando lo hacían en la oficina. Por ejemplo, como ahora pueden organizarse en un minuto, ahora les convocan a más reuniones virtuales -y a cualquier hora- que cuando eran presenciales. Y como los jefes tienen menos salidas -viajes, comidas, visitas a clientes…- ahora están más pendientes de su gente, además con la desconfianza que les genera no tenerlos a la vista. Total, que a esta nueva forma de trabajar, algunos ya la llaman ‘teledestajo’.

Este reportaje de El País ahonda en uno de esos intangibles que aún, en algunas empresas, no termina de resolverse: las pausas en el trabajo. Pareciera que ir al baño, tomar un café o salir a hacer cualquier gestión personal, fuera más controvertido ahora. Y hacer cumplir el horario se convierte en una cuestión más ardua, porque ya no existe el hecho físico de entrar y salir del lugar de trabajo.

Y en fin, algunas empresas están recurriendo a sistemas de vigilancia para asegurarse de que sus empleados lo dan todo. Pero claro, no todas son legales en el momento en que entra en juego el derecho a la privacidad.

Pero os recomendamos, a los 50plus que os sintáis afectados, leer el artículo AQUÍ… y que cada uno saque sus conclusiones.