A sus 69 años, Javier Marías es un ejemplo de que a los 50plus queda todavía tiempo para crear obras maestras. Su producción es variada, pero siempre con su estilo personal: literario, preciso y denso, detallista y culto. Y aunque de todo esto se pueda presumir una excesiva intelectualidad, hay que decir que sus historias son siempre apasionantes.
Cuando en 2017 publicó la Berta Isla, no sabíamos que iba a tener una continuidad hasta que llegó Tomás Nevinson. Ambas pueden ser leídas como piezas independientes, pero como díptico es mucho más enriquecedor. Nuestro escritor más británico opta por un género muy inglés, el de espías. Pero, respetando lugares comunes clásicos, opta por perspectivas diferentes.
Berta Isla es la historia de los que se quedan en casa, el backstage. La esposa que tiene que vivir con la ausencia de su marido, incluso la sospecha de su muerte, y asumir la ignorancia sobre aquello a lo que se dedica. Deberá de construir su vida y la de sus hijos con un vacío a su lado.
Tomás Nevinson nos cuenta la última misión, cuando, tras su regreso a casa, el protagonista es requerido para un encargo que le hubiese gustado rechazar. Lo acepta con profesionalidad, pero también con las dudas que los años han ido dejando en su visión de lo que está bien y lo que está mal.
Decir que están escritas al mejor nivel de su autor, es ya mucho, pero además creo que ambas se encuadran entre las historias más apasionantes que nos ha ofrecido. Tanto en el aspecto exterior, la aventura de cada uno, como en el íntimo, ese interior que se mueve a ritmo de tormenta en circunstancias tan poco comunes.
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Esperemos que por fin se den cuenta en Suecia de que no hay muchos escritores en activo que se merezcan el Nobel como Javier Marías. Mientras tanto, disfrutemos de estas dos de espías, tan respetuosas con lo clásico del género como totalmente actuales y sorprendentes.
gracias Lucía¡
Santiago sigo tu blog desde hace años.