Hoy ofrezco una pregunta muy básica para vivir mejor ¿Hay maneras de respirar mejor?
Una respuesta rápida es sí, las hay. Una respuesta más larga la encontrarás en el libro “Respira. La nueva ciencia de un arte olvidado” del autor James Nestor, cuya lectura recomiendo desde ya.
Cómo es la respiración perfecta
Esta es la definición que nos llega: respirar mejor es respirar con una respiración lenta, suave, por la nariz, con exhalaciones más largas y, cuando sea posible, reteniendo la respiración entre la inhalación y la exhalación. Si añadimos números, la respiración perfecta es de 5.5 segundos de inhalación seguida de una exhalación de 5.5 segundos. Por supuesto, recibe esto como orientaciones, no como reglas. Hay muchas variaciones y la clave es encontrar un ritmo que funcione mejor para ti. Eso sí, la intención es practicar la respiración de una manera que nuestra respiración cotidiana, de día y de noche, siga las mejores de las siguientes recomendaciones:
Cierra la boca y respira por la nariz
Cuando respiramos por la boca, el aire llega a la boca y sigue hasta los pulmones sin filtrar, sin humedecer y sin calentar. Esto crea todo tipo de problemas: aumento de las enfermedades bucales (periodontales, mal aliento y caries); irritación de garganta; daños a los pulmones (ya que se vuelven como un órgano externo, completamente expuesto); peor sueño (ronquidos y apnea del sueño); debilita el cuerpo (ya que recibe menos oxígeno y experimenta dificultades para dormir); y le roba a la nariz su rol y su funcionamiento.
Cuando respiramos por la nariz, el aire se calienta, se limpia, se humedece y se presuriza llegando a los pulmones lentamente. Esto conlleva innumerables beneficios: activa las fosas nasales (que actúan como dos pedales, el acelerador y el freno, de nuestro sistema nervioso autónomo, equilibrándolo); abre los senos nasales y libera los elementos químicos que aumentan la circulación y el suministro de oxígeno a las células (lo que afecta positivamente el sistema inmunológico, el peso, el estado de ánimo y la función sexual); y previene casi todas las enfermedades pulmonares.
La nariz, como nos señala James Nestor, es la guardiana del cuerpo, la guerrera silenciosa. Y también es, bonitas metáforas, la farmacéutica de la mente y la veleta de nuestras emociones.
Respira lentamente y permite exhalaciones más largas
Diferentes investigadores han concluido que la capacidad pulmonar es el mejor indicador de esperanza de vida. El factor clave reside en el poder de transformación de la exhalación completa y de la respiración más lenta. La ciencia apunta al diafragma y a la bomba torácica como determinantes de ese sobresaliente beneficio de una vida más larga.
El diafragma sube durante la exhalación y baja durante la inhalación. Este movimiento alimenta la bomba torácica, ampliamente aceptada como nuestro “segundo corazón”. El diafragma genera presión dentro del pecho cuando exhalamos, contribuyendo a la velocidad y la fuerza de la circulación sanguínea (ayudando y aliviando el corazón). Lógicamente, cuando inhalamos, se genera una presión hacia todos los órganos, contribuyendo a su limpieza y desintoxicación.
Además, inspiraciones más profundas y suaves, con exhalaciones más largas, activan los lóbulos inferiores del pulmón, que resultan ser otra llave para el sistema que regula nuestra calma y relajación: el sistema nervioso parasimpático.
La nariz, como nos señala James Nestor, es la guardiana del cuerpo, la guerrera silenciosa. Y también es, bonitas metáforas, la farmacéutica de la mente y la veleta de nuestras emociones.