Dar con las claves y la fórmula del antienvejecimiento se ha convertido en la nueva piedra filosofal que el mundo se afana en encontrar. Bajo este término, o el de anti-edad o su equivalente en inglés anti age, oímos hablar, nos venden y en muchos casos recurrimos a clínicas, cremas, terapias, ejercicios, todo tipo de pastillas y hasta pócimas que se nos anuncian como mágicas. ‘Es la vida, estúpido’. Sí, pero también es la economía.
Por antienvejecimiento ya no entendemos sólo el tratamiento y la prevención de enfermedades relacionadas con la edad. Ahora ya se trata de incidir en los mecanismos y procesos fisiológicos que determinan el deterioro físico y mental. Por ejemplo, la reprogramación de las células, los fármacos senolíticos o las terapias de sustitución mitocondrial. Lo que se busca no es ya que vivamos más años, sino que los vivamos con calidad de vida. Que lleguemos a los 90plus como hoy estamos a los 50plus.
Hoy día hay en marcha infinidad de investigaciones y ensayos encaminados a dar con estas piedras filosofales. Y claro, es un ingente y prometedor negocio. Muchos de estos proyectos para detener o retrasar el reloj vital están siendo desarrollados por startups que son codiciadas por los fondos de inversión. Y varios de los más ricos del mundo, como Jeff Bezos, Larry Page o Stan Alman (el creador de ChatGPT) están invirtiendo en estos proyectos. Claro, porque hablamos de una de las industrias de mayor crecimiento en los próximos años. Y porque, suponemos, ellos también querrán vivir más y mejor, pero además tienen los medios para por lo menos intentarlo.
Aunque es difícil determinar el valor de este mercado, se estima que podría alcanzar un valor de 610.000 millones de euros en 2025. En España, se estiman unas 900 empresas que pueden ser incluidas en el sector del envejecimiento, que en 2021 facturaron 13.000 millones de euros, un 1% del PIB. En cualquier caso, estas cifras y previsiones son muy volátiles, porque hablamos de un sector difícil de acotar, que abarca desde empresas de alimentación hasta las biotecnológicas que investigan y ponen en marcha avanzados ensayos.
Otro aspecto que no podemos dejar de lado serían los efectos sociales y demográficos. Si es cierto que viviremos más y mejor, la población envejecerá, pero también gozará de salud y facultades, si no plenas, más razonables. Esto hará que se eleve el gasto en pensiones, aunque también es posible que disminuya el gasto sanitario. ¿Y estaremos en condiciones de trabajar más años? ¿O esto ya no nos parecerá tan saludable?
Quedarán muchas cuestiones por resolver. Pero, ante la duda, sigamos investigando
Este reportaje de El País te lo cuenta con todo detalle.
También este de ABC aborda el tema en profundidad.
Y si quieres conocer el proyecto de Jeff Bezos, te lo cuenta El Confidencial
La búsqueda de la eterna juventud siempre fue una aspiración de la humanidad, pero ahora también es la promesa de un fructífero negocio al que se apuntan tanto los que quieren vivir más como los que ansían vivirlo con éxito y, cómo no, enriquecerse.