Nos trasladamos a tierras castellanas para conocer un vino que son dos. Bajo la iniciativa Grillotopo, Bodegas Malaparte (Cuéllar, Segovia) elabora un mismo vino al que hace terminar su crianza en dos entornos distintos. Elisa y Rubén son los viticultores y elaboradores de estos vinos con alma y siempre con una historia detrás.

Con el pensamiento puesto en las historias acerca de las viejas bodegas, excavadas en la piedra caliza por las manos de tantos antepasados, Rubén, parte técnica de la bodega, se ha lanzado a emular las condiciones que debieron soportar aquellos vinos bajo tierra.

El proyecto, basado en uva tempranillo de viñedos viejos (añada 2016), tiene, por una parte, fermentación en barrica y maloláctica en roble francés de 14 meses; y por otra, de ocho meses en botella, la mitad de la producción en bodega y la otra mitad en un hoyo, cavado en suelo de pinar calizo y arenoso.

Sin poder descubrir los aromas y los sabores adonde nos llevan estos vinos, sí puedo desvelar que es una experiencia muy gratificante beber dos vinos iguales en su elaboración, pero que nos trasladan a sensaciones diferentes: muy tradicionales -por la parte topo- y de perfiles intensos y estructurados -en el caso del grillo. Os invito a que hagáis la cata de estos vinos junto con cualquier vianda del lugar: cordero asado, carne roja, parrillada o queso curado.

La Bodega Vinos Malaparte tiene otras iniciativas que resultan muy a tener en cuenta, como “uvas Nómadas”, con bastantes años haciendo vinos con uvas de España (godello, mencia, rufete, etc…) y elaborando en la bodega cuellarana.

Se puede comprar en Vinos Malaparte