Si vives en un pueblo, seguramente ya no tengas banco en el que resolver tus asuntos de dinero. Si además eres 50plus, llevarás fatal tener que irte a la población grande más cercana -a veces, bien lejana. Y con razón, te sentirás apartado.

Pero si vives en una ciudad, de poco te servirá ya tener una sucursal -también, cada vez menos- a una manzana de casa. Porque ya no te atienden, te emplazan a hacerlo todo en una pantalla. Y si no has desarrollado habilidades digitales y no te ves ya con capacidad ni ganas para aprenderlas, con razón, te sentirás excluido. Y muy desamparado, como los protagonistas de este reportaje de Expasión.

Lo que ocurre ya lo sabemos. Para optimizar costes, los bancos han ido cerrando oficinas. Empezaron por los pueblos, lo que ha contribuido a vaciar aún más la España rural. Pero han seguido con las ciudades. Las sucesivas fusiones bancarias se han traducido en cierres de oficinas y ajustes de plantillas que se solapaban y suponían una carga financiera inasumible. Hoy hay la mitad de las oficinas que había en 2008 y 100.000 empleados menos.

Fomentan ahora los bancos que las operaciones se resuelvan telemáticamente dese casa y, si es en la oficina, en los cajeros automáticos. Prácticamente no hay atención personal al cliente, sólo para operaciones que ellos denominan “de más valor”, como solicitar un crédito. Para tareas más corrientes, hay que hacérselo uno mismo.

Y así, vemos hoy el interior de cualquier oficina a media mañana poblada de gente mayor que, literalmente, anda perdida. Suplican ayuda, y si no es de un familiar que los acompañe, difícilmente la tienen.

A todo esto, la gran banca acaba de firmar sus mejores resultados desde el rescate financiero de 2012, coincidiendo con el año récord de despidos y cierres de sucursales.

Por lo menos, a alguien que ha puesto el grito en el cielo parece que se le ha oído. Semanas después de formular su petición “Soy mayor, NO idiota” en Change.org, Carlos San Juan había conseguido apenas 90 firmas. Pero una oportuna campaña de difusión por parte de la plataforma ha obrado un giro espectacular, y en unos días ha superado el medio millón.

Ha despertado la conciencia sobre el asunto, pero también ha hecho reaccionar a las instituciones. Esta semana viene a Madrid a entregar personalmente las firmas en el Ministerio de Economía y el Banco de España.

Ante la repercusión mediática, desde el Gobierno y el Senado se ha instado a las entidades bancarias a revertir esta situación y prestar más atención a sus clientes mayores, que al fin y al cabo son eso: CLIENTES. Sólo falta esperar que no quede todo en intenciones o declaraciones a favor de corriente. Y que, en efecto, dejen de tratarnos como idiotas.