¿Qué le ocurre al cerebro al envejecer?

El envejecimiento provoca cambios en el tamaño del cerebro, la vasculatura y la cognición. Así, el cerebro se encoge con la edad y hay cambios en todos los niveles, desde las moléculas hasta la morfología. Además, a medida que envejecemos aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular, enfermedades neurodegenerativas como la demencia, deterioro de la memoria y cambios en los niveles de neurotransmisores y hormonas.

A medida que nuestra vasculatura envejece y nuestra presión arterial aumenta, aumenta la posibilidad de accidente cerebrovascular e isquemia y nuestra sustancia blanca desarrolla lesiones.

El flujo sanguíneo en el cerebro puede disminuir, mientras que puede aumentar la inflamación.

Por lo tanto, para evitar estos efectos de la edad en el cerebro, es esencial centrarnos de manera específica en su mantenimiento y salud.

Consejos para cuidar nuestro cerebro

1. Hacer ejercicio físico

Mantenerse en forma puede ayudar a prevenir la demencia y otros problemas cerebrales al reducir la inflamación y estimular los factores de crecimiento que promueven la vitalidad de las células neurales.

2. Dormir bien

Dormir mejora muchas funciones cerebrales, así como su capacidad para recordar y aprender nueva información. Nos ayuda a consolidar los elementos aprendidos durante el día, mejorando la memoria. Además, los procesos neuronales que se llevan a cabo durante el sueño favorecen una actitud positiva mejorando nuestro buen humor.

Durante el sueño, la frecuencia cardiaca, el ritmo respiratorio y la presión arterial disminuyen, liberando así la hormona del crecimiento, encargada de reparar los tejidos dañados.

3. Seguir una dieta adecuada

La dieta mediterránea, rica en verduras, frutas, cereales integrales, pescado, aves y aceite de oliva, es la más eficaz para preservar la función cerebral ya que aporta muchos ácidos grasos omega 3, indispensables para el funcionamiento cerebral.

También debemos incluir en nuestra dieta nootrópicos, sustancias potenciadoras de funciones cognitivas y estimulantes de la memoria que se encuentran en algunos alimentos como el brócoli, el té verde, los espárragos, el aguacate, el chocolate negro, el café o la cúrcuma.

También es importante incluir alimentos ricos en triptófano, un precursor de la serotonina y la melatonina que mejoran nuestro estado de ánimo y el sueño.

Asimismo, hay que evitar los azúcares refinados y las grasas saturadas, beber mucha agua y probar el ayuno intermitente.

4. Aprender cosas nuevas

El aprendizaje crea nuevas vías neuronales y promueve la capacidad de recuperación del cerebro, algo que puede ayudar a prevenir los signos externos de la demencia. Estudia un nuevo idioma, apúntate a clases de historia, aprende a tocar un instrumento… no dejes de usar tu mente.

5. Tener un propósito en la vida

Las personas con un propósito tienen un riesgo reducido de sufrir los efectos de la demencia, probablemente porque están motivados para cuidarse y vivir al tener una ilusión y una meta.

6. Cuidar las relaciones personales

Las relaciones sociales nos ayudan a cuidarnos, ser más felices y, por lo tanto, vivir más. Por el contrario, la soledad y el aislamiento aumentan el riesgo de demencia senil.

7. Mantener las relaciones sexuales

El sexo mejora la actividad cerebral y reduce el estrés.

8. Meditar

La meditación o el mindfulness nos ayudan a mejorar la atención, la auto-aceptación, la empatía, el pensamiento dirigido a la solución de problemas… Todo lo cual nos ayuda a reducir el estrés y cuidar nuestro cerebro.

Fuente:

Peters R. (2006). Ageing and the brain. Postgraduate medical journal, 82(964), 84–88. 

Åslund, C., Larm, P., Starrin, B., & Nilsson, K. W. (2014). The buffering effect of tangible social support on financial stress: influence on psychological well-being and psychosomatic symptoms in a large sample of the adult general population. International Journal for Equity in Health, 13(1), 85.