Todavía hay algunas personas que no terminan de saberlo, pero lo cierto es que el cine de animación hace tiempo que dejó de ser necesariamente infantil. A mí me encanta. Su textura, sus colores… no sé, debe ser un rescoldo de una infancia marcada por Disney, pero el caso es que disfruto de verdad con las buenas películas del género y sus múltiples posibilidades.
A los que todavía no han asumido que, pese a superar los cincuenta, pueden seguir viéndolas sin sorprender a nadie, unas cuantas recomendaciones de los últimos tiempos:
La primera, ¿Dónde está mi cuerpo?, de Jeremy Clapin, una propuesta francesa en la que una mano cercenada se lanza a la búsqueda del cuerpo del que debería de formar parte. Un viaje tan fascinante como sorprendente, lleno de ideas que rozan por momentos el surrealismo.
De unos años antes, y mucho más terrible, es Vals con Bashir, donde un comprometido Ari Folman fue capaz de atreverse a poner en imágenes el horror de Chatilla. Aquí la narración es casi documental, desde la búsqueda de la verdad para entender lo ocurrido.
Wes Anderson utilizó la animación en dos ocasiones, eso sí, con su particular técnica de stop motion (a base de figuras). Si bien sus propuestas podrían parecer más infantiles, ambas suponen metáforas complejas sobre el poder y la libertad. Y ambas son geniales: Fantástico Mr Fox e Isla de Perros.
Y por último, recién llegada, Apollo 10 ½, de Richard Linklater, directamente en Amazon Prime. Sí, comienza como una historia de niños, un muchacho al que se le pide que se incorpore a un viaje espacial, pero pronto se convierte en un magnífico documental sobre la vida familiar cotidiana en la América de esos años en que el país soñaba con conquistar los cielos. Es inteligente, divertida, tierna, verdaderamente recomendable.
Hay más, y seguirán llegando. De acuerdo, también sigue por supuesto existiendo el cine de animación infantil porque, para qué negarlo, también me gusta. Y además, rejuvenece, seguro, y no es que yo lo necesite… Vale, prometo escribir sobre ello en breve, que algunos 50plus ya tienen nietos.
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Estas propuestas vienen a demostrar que, por muy 50plus que seamos, podemos disfrutar con excelentes películas del género de animación. Y por supuesto, seguirá existiendo el cine de animación infantil que, para qué negarlo, también nos gusta.