Hay muchos 50plus, estoy seguro, que recordamos La Guerra de las Galaxias como un hito de nuestra infancia. La continuación de la trilogía nos iba pillando mayores, pero aun así era difícil desentenderse de esta saga casi con referencias mitológicas.
George Lucas consiguió crear un mundo propio cruzando referencias culturales diversas y haciéndonos ver el futuro de una forma ajena hasta entonces: un futuro que tenía ya su prehistoria, no era ese futuro brillante o distópico de la ciencia ficción, era un futuro que ya había entrado en decadencia.
La trilogía posterior, la precuela, era espectacular, pero a mi entender demasiado compleja, pretenciosa. No sé si eran las películas las que habían perdido ingenuidad o nosotros. Por eso me ha sorprendido The Mandalorian, serie de la que ya hay dos temporadas en Disney Plus.
Volvemos al universo inicial, luchas entre el Imperio, en apariencia desaparecido, y la Nueva República. Un mandaloriano (lo más parecido a un cazador a sueldo noble e imbatible) se encuentra a cargo de un niño, un bebe yoda (sí, como el de El imperio contrataca) codiciado por los malos.
Y digo malos porque esta serie es, al margen de su entorno, un western. En sus 16 capítulos (ocho por temporada de no más de cuarenta minutos cada uno) hay mucho conocido: ayudar a unos agricultores frente a los bandidos que les asaltan con frecuencia, un sheriff que mantiene el orden en un poblado de mineros, un asedio en un fortín…. También mantiene la mezcla cultural de los orígenes con referencias orientales, asiáticas…. Y, claro, hay buenos y hay malos. Muy claramente definidos.
Sólo una pega. Cuando el protagonista se quita el casco, yo esperaba ver a John Wayne.
Más sobre series en http://www.sqfl.blogspot.com
The Mandalorian recobra la textura y la mitología de Star Wars. Da gusto volver así a esos paisajes. Es apasionante en su desarrollo, proporcionándonos eso que muchas veces olvidamos ante empeños mayores: entretenimiento. Volver a ser un poco niños. Rejuvenece.