Lo de Biden, ¿es edadismo…?

redacción_soy50plus

05/07/2024

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En Estados Unidos se ha desatado la controversia en torno a si Joe Biden debe presentarse a la reelección. Sus intervenciones y sus lagunas durante el último debate pre electoral han reavivado las dudas sobre si se encuentra en condiciones físicas y mentales, no ya para la contienda política, sino para dirigir el país. Y si su supuesto o evidente deterioro podría ser aprovechado por su gran rival, Donald Trump, para volver a la Casa Blanca.

Y en medio de las opiniones que corren, a favor y en contra de su candidatura, con más claramente en contra, habrá quien pueda plantearse si con Biden no se está incurriendo en un cierto discurso de edadismo.

Pongamos por delante que edadismo es discriminación a las personas por razones de edad. Es decir, exclusivamente por los años que tienen, independientemente de sus facultades físicas y mentales.

Digamos también, y no queda más remedio que admitirlo, que absolutamente todos, en un momento de nuestra vida, padecemos la limitación de esas facultades. Puede ser de manera gradual o drástica, más o menos notoria de cara a los demás y para nosotros mismos… Pero llegará un momento en el que no estemos para trotes, ni para hacer lo que hacíamos, ni evidentemente, para trabajar.

Ese indeseado episodio puede llegarnos a los 70, a los 80 a los 100, según la naturaleza y la vida que hayamos llevado cada uno.

Cuando denunciamos prácticas y actitudes edadistas, nos referimos a dejar de lado a personas que, aún con una avanzada edad, se encuentran sobrada o suficientemente capacitadas para desarrollar las actividades que se les deniegan. O tratarlas con una falsa condescendencia que en realidad denota un comportamiento de superioridad hacia ellas.

Joe Biden tiene 81 años. Si sale reelegido, llegaría a los 85 como presidente de los Estados Unidos. A esa edad, hay quien puede mantenerse en buen estado de salud y con un perfecto dominio de su intelecto y sus capacidades cognitivas. Pero no somos todos iguales. Llega un día en que las personas ya no estamos capacitadas para pilotar un avión, conducir un coche, jugar al tenis, dar una gira de conciertos… o para dirigir los destinos de un país. Otra cosa es que uno mismo sea capaz de reconocerlo. Eso ya va en la persona.

Y no es precisamente la política una actividad para la que la edad constituya un freno. No hay más que verlo por ahí…

Se podría plantear si con Joe Biden se está incurriendo en edadismo. Pero quizás convendría no confundir la discriminación a personas por su edad con la constatación del lógico e inexorable deterioro que todos, en un momento de nuestra vida, sufrimos.