Dopesick: el terror verdadero no necesita zombis

Santiago Quiroga

25/03/2022

Dopesick la serie de terror verdadero que no necesita zombis en  soy50plus

Me cuesta asumir que la maldad pura exista. Comprendo que suena ingenuo, con todo lo que estamos viendo a nuestro alrededor, pero me cuesta pensar que, más allá de las enfermedades mentales, todo ser humano no tenga en su interior un foco de compasión.

Me cuesta por lo tanto entender Dopesick y creerme que es real. Tengo que buscar, después de verla, informaciones de prensa, contrastar. Y sí. Al final me veo obligado a reconocer que nos encontramos ante una de esas situaciones en las que es francamente difícil mantener la fe en la humanidad.

Purdue Farma era una empresa farmacéutica propiedad de la familia Sackler, millonarios filántropos, una de las referencias de la joven aristocracia americana. Oxycrom, un opiáceo tan adictivo como cualquier otro, consiguió obtener de la FDA una etiqueta que negaba esa circunstancia. Con una agresiva campaña comercial, los propietarios consiguieron que los médicos afines comenzasen a recetarla para dolores menores. El resultado, la crisis de los opiáceos que en 1999 se saldó con más de 500.000 muertes y miles de familias destrozadas.

Hay varias circunstancias que convierten esta magnífica serie (en Disney+) en un documento aterrador:

Por un lado, ya lo he dicho, el hecho de que todo sea cierto. Que cuando asistimos a esos cónclaves familiares preñados de codicia y conscientes del dolor que causan, tengamos que asumir que ocurrió de verdad. Que no eran zombis sino personas.

Por otro, que estamos hablando de algo que sucedió hace nada, que las últimas sentencias son de hace apenas un año.

Me resisto de todos modos. No tiene sentido que el mal puro pueda siquiera existir, y sin embargo…. Quizás vaya siendo hora de comenzar a cambiar alguna de mis creencias y apostar por que, a pesar de todo, siempre acaben ganando los buenos. Es una solución.

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En Dopesick, contada como un cruce de historias de víctimas y verdugos, se retrata el mal. Se me hiela el corazón cuando uno de los ejecutivos pregunta cómo va el desarrollo del oxycrom infantil. No hay límite para la codicia, no lo es el sufrimiento ajeno, los demás no existen.