
Siempre he pensado que hay libros que buscan al lector, aunque lo habitual sea lo contrario. También que, con algunos de ellos, puedes establecer una relación íntima que hará surgir un elemento nuevo: el propio libro empapado en las percepciones y sentimientos que te ha producido. Desde entonces será único y siempre tuyo. No me intentéis convencer de que esto no son más que licencias poéticas, en mi decisión al respecto hay tanta decisión como fe.
De hecho, mi memoria está en gran parte ocupada por libros que van marcando los momentos como las migas de pan que ayudan a que no te pierdas, en este caso, cuando miras hacia atrás. Hacía tiempo que no encontraba uno, empezaba a pensar que era efecto de la edad.
La península de las casas vacías me llegó por casualidad en una visita trasteando por una librería. Recomendación de librero. En principio no podía apetecerme menos “otra” novela sobre la Guerra Civil y referenciando el realismo mágico, del que desde García Márquez sólo he conocido imitadores.
Pues bien, es un libro absolutamente maravilloso. Setecientas páginas llenas de historias y de personajes, de citas, de humor y sobre todo de dolor, de rabia, de ruido y de furia y de resignado desconcierto. Y escrito con una prosa capaz de poner carne a las metáforas, hacer cotidiana la poesía y construir un lugar entre lo abstracto y lo real donde todo puede ocurrir.
Una crónica, una narración, en definitiva, un libro de historia. Lejos del ajuste de cuentas y de la politización, porque por encima de todo es un libro sobre humanidad, sobre almas que caminan en la inocencia y el desconcierto.
Es gracioso, veo que esta es una de mis entradas más breves, no soy a menudo tan contundente. Es lo que pasa cuando te enamoras.
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Son setecientas páginas llenas de historias y de personajes, de citas, de humor y sobre todo de dolor, de rabia, de ruido y de furia y de resignado desconcierto. ‘La península de las casas vacías’ es, en definitiva, un maravilloso libro de historia.